Un grupo de instituciones venezolanas, lideradas por la ONG ambientalista Provita, realizó una investigación para determinar el estado de conservación de las especies de árboles endémicos del país, cuyos resultados serán incorporados a la Evaluación Global de Árboles (GTA, por sus siglas en inglés) que lleva adelante el Botanic Gardens Conservation International (BGCI) junto a varios aliados.
“Se evaluó el estado de conservación de 684 especies de 71 familias de plantas, todas con formas de vida arbórea y cuya distribución se restringe únicamente al territorio venezolano, es decir, son endémicas”, dijo Ariany García-Rawlins, bióloga y coordinadora de Especies Amenazadas de Provita.
García-Rawlins explicó que estas 684 especies de árboles representan más del 15% de las más de 4.500 especies de árboles descritas para el país. Las evaluaciones serán finalmente publicadas en los próximos meses en el portal de la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
La investigación determinó que 45% de las especies de árboles endémicos venezolanos se encuentran amenazadas de extinción, en tanto que precisó que la pérdida de hábitat por la acción humana es la principal amenaza que enfrentan.
La evaluación comenzó en febrero de 2019 y culminó a finales de septiembre pasado. En el equipo, constituido por 10 profesionales de diversas disciplinas, participaron seis botánicos con títulos de cuarto nivel pertenecientes a la Fundación Instituto Botánico de Venezuela ¨Dr. Tobías Lasser¨ – Herbario Nacional de Venezuela y del Herbario del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC).
“En Provita contamos con experiencia en evaluaciones de riesgo de extinción de especies, pero, en vista de que no disponíamos de un conocimiento botánico avanzado, involucramos a profesionales con amplia experiencia en esta rama”, señaló.
García-Rawlins precisó que el proyecto de Evaluación de los Árboles Endémicos de Venezuela forma parte de la GTA, que tiene como objetivo llevar a cabo la evaluación de todos los árboles del mundo y que es liderado por el BGCI, una ONG que trabaja para proteger la flora en peligro y mantener su biodiversidad.
Indicó que en vista de que los árboles “son organismos fundamentales para un gran número de procesos ecológicos en el planeta”, como la conformación de hábitats, la regularización climática y la purificación del agua, y frente a las amenazas que enfrentan a escala global y nacional, “se hace fundamental conocer el estado de conservación de estas especies para orientar las posibles acciones y lograr su supervivencia”.
Gracias a la participación de botánicos con amplia formación, García-Rawlins dijo que la compilación y revisión de las fichas de las evaluaciones “pudo ser refinada y corroborada desde el inicio”. Asimismo, acotó que se tomaron fotografías de las muestras del Herbario Nacional que se encontraban incluidas en el listado de trabajo, esto con el objetivo de facilitar la incorporación de la información a las fichas de las especies evaluadas, obteniéndose además un recurso que podría facilitar el trabajo de futuros investigadores y proyectos una vez sea organizado.
La investigación no escapó a las limitaciones que ha supuesto la cuarentena por la pandemia de COVID-19, por lo que varias actividades previstas de manera presencial debieron ajustarse al formato remoto. “A pesar de los cambios impuestos por la situación fue posible replanificar sin alejarnos del objetivo y cumplimos las metas establecidas para generar un producto satisfactorio para el proyecto y para los financistas”, dijo García-Rawlins.
La bióloga destacó la importancia de que el país cuente con información base sobre su diversidad, así como repositorios de información, para que ese conocimiento perdure en el tiempo y pueda estar disponible para ser consultada e incorporada en otros proyectos. Afirmando que este proyecto hizo evidente una vez más la importancia y el impacto de la ciencia local y regional en la conservación global.
Imagen: Cucharón (Gyranthera caribensis), foto cortesía de Alberto Blanco Dávila (Revista Explora)