La ONG ambientalista venezolana Provita publicó un estudio acerca de las percepciones de la comunidad sobre la conservación de la cotorra margariteña (Amazona barbadensis), cuyos resultados le permitirán afinar las estrategias para abordar junto a la comunidad de Macanao la protección de la emblemática ave. El artículo fue publicado en la revista científica Diversity.
“Luego de 31 años de esfuerzos de conservación en Macanao, el tráfico ilegal de cotorras margariteñas persiste. ¿Qué más debemos hacer? ¿Debemos continuar disuadiendo a los extractores mediante la vigilancia continua de los nidos? ¿O podemos comprender mejor el saqueo y la demanda de cotorras para plantear una estrategia más efectiva?”, explicó Ada Sánchez-Mercado, perteneciente al equipo de Provita.
Junto a un equipo de profesionales de disciplinas diversas, los investigadores establecieron un diálogo con la comunidad que les permitió entender mejor su visión acerca de la conservación de la cotorra y su propio rol en la protección y amenazas a esta especie emblemática.
La investigación encontró que 3 de cada 10 personas en Macanao tienen cotorras margariteñas en sus hogares pese a que 8 de cada 10 personas piensa que el tráfico es la principal amenaza para la sobrevivencia de esta ave.
Los consultados indicaron que las cotorras cautivas son “parte de la familia” y que en más de la mitad de los casos son un regalo de algún familiar. “Hasta 80% de las personas participan como consumidores, ya sea que las regalen o las tengan en casa, sin asociar que la tenencia en cautiverio es también parte de la cadena de tráfico”, indica la investigación.
“Para ilustrar lo complejo que resultó ser el sistema”, continúa, “notamos que la mitad de las personas valoraron positivamente extraer pichones, considerando que ‘son cosas de muchachos’”, pese a que la gran mayoría tuvo actitudes negativas hacia las personas que las venden”.
Los autores del estudio refieren que “con su alta conciencia ambiental y sólido conocimiento de la cotorra margariteña, el macanagüero puede ser un gran aliado para la conservación de la cotorra”.
Un elemento destacado es que en la península de Macanao, donde tienen su asiento los bosques secos en los que la cotorra anida, las personas no se lucran con el tráfico de cotorras, lo cual representa un caso atípico de tráfico de fauna, pues “la cotorra es demandada para mantener y reforzar los afectos familiares”, lo cual, advierten, obliga a replantear la estrategia.
Estos resultados permitirán explorar métodos innovadores en conservación para fomentar comportamientos que ayuden a alcanzar el objetivo que se planteó hace 32 años cuando inició el programa de conservación de esta ave: sacar a las cotorras margariteñas de la Lista Roja de la Fauna Silvestre.
Además del equipo de Provita, en la investigación se contó con el apoyo de miembros de los Laboratorios de Biología de Organismos y de Ecología Política del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC).
El artículo está disponible en https://www.mdpi.com/1424-2818/12/9/342/htm